Dos expertos contaron los entretelones de la operación de deuda y el motivo por el que el país debería estar “orgulloso” y la que es una verdadera “política Estado”.

El gobierno salió a los mercados globales y la semana pasada obtuvo el equivalente a US$ 1.740 millones en dos bonos con vencimiento en 2031. Por un lado, obtuvo el equivalente a US$ 1.166 millones por un título de deuda en pesos (US$ 416 millones fueron por canje con otro título que vence en 2022) y por otro, obtuvo US$ 574 millones por un título en dólares (US$ 74 millones fueron en canje por otro título que vence en 2022).
Por esa operación, recibió una demanda total de US$ 3.950 millones, de los que el equivalente a US$ 1.778 millones correspondieron al bono en pesos.
Ahora, ¿cómo fue el detrás de escena de esta operación? ¿Cómo se capta a los inversores? ¿Qué valoran los inversores del exterior para comprar deuda uruguaya en pesos a 10 años de plazo?
Para organizar esta emisión, el gobierno contrató a tres bancos: Bank of America Securities, HSBC Securities y Santander Investment Securities.
En entrevista con El País, el director de Debt Capital Markets para Argentina, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay de Banco Santander, Gonzalo Álvarez Cañedo y el director de Finanzas de Banco Santander Uruguay, Gonzalo Bava, contaron los entretelones de la operación de deuda y el motivo por el que el país debería estar “orgulloso” y la que es una verdadera “política Estado”.
Todo empieza a fines del año previo o a comienzos del año calendario. “El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de Uruguay, manda una solicitud de cotización a todos los bancos, donde piden que se presenten ideas para financiar ese año calendario que viene en el mercado de capitales” y eso es así desde hace varios años, sostuvo Álvarez Cañedo. “Es de los pocos soberanos en la región que pone a competir a todos los bancos, no tanto en fee (comisión) porque es bastante estándar en estas operaciones, pero sí en ideas”, agregó.
En el caso de Santander, “recomendamos esta operación en moneda local en conjunto con dólares, pero anclado en moneda local. Es un camino que inició la República, muy constructivo -y que es lo que creo que deberían seguir intentando hacer de cara al futuro-, desarrollando un mercado en pesos nominales”, resumió Álvarez Cañedo.
Luego de recibir las propuestas, el gobierno dice qué bancos ganaron y “tengo que fijarme las ideas de los otros dos bancos. Nos juntamos y en general, coincide en un 90%”, explicó y dijo que el otro 10% “es de detalle fino que hay que armar. Hablamos entre todos los bancos, buscamos un acuerdo y termina en una propuesta conjunta al gobierno”.
Por ejemplo, “la parte de recompra la propusimos los tres bancos, porque hacía sentido, porque la República tiene como objetivo desarrollar un mercado en moneda local” y “hay vencimientos en pesos y dólares que van viniendo y si hay una oportunidad de recomprar esos bonos que están cerca de vencer y refinanciarlos con pesos, claramente ayuda en ese proceso”, señaló el ejecutivo.
Una vez que está la idea de la operación a realizar viene otra etapa: ir a buscar inversores en el exterior y a nivel local que compren esos bonos.
El roadshow.
La pandemia del COVID-19 cambió la modalidad de reuniones con inversores que en la jerga se denomina roadshow. “Antes se iba a anunciar una operación, y me iba a Londres y estaba un día, un día en Nueva York, un día en Boston, un día en Los Angeles. Más allá del tiempo entre viajes, era imposible tener 70 reuniones incluso en una semana. Ahora tuvimos 73 reuniones en dos días”, relató Álvarez Cañedo.
“Hoy (a través de videollamadas colectivas como Zoom) es más sencillo, más eficiente e igual de efectivo”, señaló y añadió que “es clave que todo el mundo prenda las cámaras para poder ver las expresiones, intentar leer si el inversor está interesado en comprar o no. En el presencial, después de años, en los primeros 10 minutos entendés para donde va”.

¿Cómo son esas reuniones? Con “aquellos inversores que son muy, muy relevantes, las hacemos uno a uno y un segundo segmento lo hacemos con reuniones grupales, generalmente no más de tres inversores porque si no, no se animan a hacer preguntas y la dinámica de la reunión empieza a perder sentido”, explicó Álvarez Cañedo. “Por otro lado, y esto ya se hacía antes de la pandemia, colgamos en una plataforma una grabación con una presentación” para “cuentas más chicas o de bancas privadas” que igual “les sirve para tomar decisiones”, agregó.
Con los posibles inversores en Uruguay, la dinámica es similar y se les da “la misma importancia”, aseguró Bava. “Se hace la misma presentación, coordinado con el otro banco con presencia local (HSBC). Aquí cambia el tono de las preguntas o van más directo a la potencial transacción, porque los temas macroeconómicos o de visión de gobierno, ya cada inversor local tiene su percepción formada”, indicó Bava.
Tanto en las reuniones con inversores del exterior como locales participan funcionarios de la Unidad de Gestión de Deuda del MEF.
Pero, ¿quiénes son los inversores? Álvarez Cañedo respondió: “Uruguay tiene un gran privilegio que es ser grado inversor, entonces eso te da un abanico mucho más amplio de inversores que Brasil, por ejemplo. Dentro de eso, los que más se alejan son los hedge funds, fondos más especulativos, porque van a buscar rendimientos de otro tipo. La principal base inversora de Uruguay, son fondos que llamamos real money, inversores que compran para quedarse con el título y no desde un punto de vista especulativo de que si por ejemplo le ganaron un 1% en un día, lo vendieron como haría un hedge fund. El inversor que compra Uruguay, compra la estabilidad de Uruguay, el grado inversor de Uruguay, compra un país con una inflación decreciente. Son inversores que están viendo una película mucho más de largo plazo”.
En esta operación, “el 78% son asset managers, fondos de manejo de activos pero no especulativos, 17% fondos de pensiones y 5% bancos y banca privada. El grueso está con una visión de muy largo plazo y eso es un gran beneficio, porque la discusión de tasas es distinta, no van a ir a buscarle 10 centavos más porque no es ahí donde se hace el dinero”, añadió.
Luego viene el día de la emisión. “Hay que llamar a muchos clientes localmente e internacionalmente. En nuestro caso tenemos mesas de venta en diferentes puntos del mundo”, contó Bava. Cuando se anuncia que Uruguay sale al mercado global con esos dos bonos a 10 años en pesos y dólares, “se anuncia una expectativa de tasa y todo el mercado sabe que esa tasa no va a ser la final”, relató Álvarez Cañedo.
“Ahí los inversores empiezan a dar sus intenciones de compra: ‘a esa tasa indicativa que me diste, tengo una intención de entrar con US$ 30 millones o US$ 50 millones’. Ahí vamos armando un sistema, no mucho más sofisticado que un Excel, donde se anota inversor, monto y si está ok con la tasa que le dijimos o tienen alguna restricción”, explicó.
“Al cabo de un par de horas tenemos una idea de cuántos van a entrar a esa tasa y nos juntamos con el cliente, en este caso Uruguay, y para el caso de pesos buscábamos el equivalente a US$ 750 millones y había demanda por más de US$ 1.000 millones. Entonces, claramente se puede comprimir la tasa. Se lanza otra tasa indicativa, diciendo ‘hay mucha demanda, vamos a ajustar un poco’. Ahí se empiezan a bajar algunos, entran otros que no entraron porque pensaban que íbamos a ajustar más todavía”, añadió.
Entonces “hay que hacer una segunda, tercera ronda” de llamadas para “consolidar todo. Es un proceso de coordinación muy detallado con los otros bancos, que no se dupliquen las órdenes”, concluyó Bava.
“Es un motivo para estar orgullosos como país”
¿Qué lleva a un inversor del exterior a poner dinero en un título de deuda de Uruguay en pesos a 10 años? Álvarez Cañedo señaló que “Uruguay es el único país de la región en todo el año que pudo hacer una operación en moneda local. Es un motivo para estar orgullosos como país. Otros países grado inversor de la región, por distintos factores políticos, constitucionales, electorales, no han podido hacerlo. Para que un inversor internacional compre un bono de Uruguay en dólares tiene que tener una visión sobre Uruguay, pero cuando un inversor internacional compra un bono de Uruguay en pesos, tiene que tener una visión muy fuerte, de la calidad de crédito de Uruguay y la capacidad de repago, pero también de la estabilidad de moneda, inflacionaria”.
“Hay diferentes visiones, pero un factor que ayuda es esta credibilidad de que la inflación va ir bajando en los años sucesivos y hay otros que quizás digan la inflación no va a ceder tanto, pero esperan que no haya una devaluación tan grande”, complementó Bava.
Uruguay tiene tres bonos globales en pesos: uno que vence en 2022, otro en 2028 y el nuevo que vence en 2031. Siempre fueron emisiones a 10 años de plazo, ¿se podrá emitir en pesos a más años? “En dólares es más fácil determinar la tasa porque puedo inferirla en el diferencial entre (títulos a) 10 y 30 años de países similares, porque es la misma moneda”, pero “cuando hablás de moneda local, no tenés otro punto de referencia, la única es el gobierno. Si no tengo una referencia a 30 años, la única manera es ir a un inversor y preguntarle ‘cuánto estás dispuesto a que te paguen para ir a 30 años’”, explicó Álvarez Cañedo.
“La mejor forma de construir curvas (de plazos) es como hace Uruguay: ya tiene una referencia a 7 años, ahora otra a 10. Creo que el próximo paso es estirar esos 10 años. Los pasos que hay que dar en moneda local son mucho más chicos”, afirmó.
La verdadera política de Estado

Gonzalo Álvarez Cañedo“Es una política de Estado el financiamiento (de Uruguay), independientemente de quién esté gobernando. Se lo han tomado como una política de Estado en términos de transparencia, de profesionalismo. (El director de la Unidad de Gestión de Deuda) Herman Kamil y todo su equipo son brillantes desde el primero al último. Desde su nivel de inglés para ponerse enfrente de un inversor y poder explicarle, hasta la capacidad técnica, la confianza que transmiten y el conocimiento del país. En otros países pasa que cada cuatro años le cambian el interlocutor, entonces es muy difícil para un inversor darle seguimiento (a las políticas). Uruguay tiene eso de que esto es política de Estado y el inversor sabe que esto tiene un estándar que es intocable. En otros países no lo vemos”, afirmó el managing director de Debt Capital Markets del Banco Santander para Argentina, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.

Gonzalo Bava“Independientemente del gobierno de turno, la Unidad de Gestión de Deuda sigue con los mismos criterios, las mismas políticas de tener suficientes recursos para pagar por lo menos los vencimientos de un año. Eso permite saber un poco qué está pensando el gobierno. Con eso, ayuda a los bancos a ofrecerles ideas. Esto que sea una política de Estado, que se esté trabajando con independencia del gobierno de turno y la forma que lo hace la UGD es muy bueno y muy saludable a largo plazo. Eso se valora en el exterior. Estas cuestiones son activos, que son intangibles. El respetar las reglas de juego. Todo ese tipo de activos no nos damos cuenta hasta que se hacen estas transacciones. Es lo que determina a que los inversores se posicionen en la moneda (local), a 10 años, a buenas tasas. Hay muchas cuestiones que este tipo de políticas de Estado ayudan una enormidad”, dijo el director de Finanzas de Banco Santander Uruguay.
Fuente: Elpaís